Demencia
La demencia no es una enfermedad específica sino, más bien, un término general para referirse a una alteración de la capacidad para recordar, pensar o tomar decisiones, que interfiere en la realización de las actividades de la vida diaria. La enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia. Si bien la demencia afecta principalmente a los adultos mayores, no forma parte del envejecimiento normal.
Síntomas
Progreso de los síntomas de la demencia
La función mental de las personas con demencia se deteriora en un plazo de 2 a 10 años. Sin embargo, la demencia progresa a un ritmo distinto según su causa:
En las demencias de origen vascular (por lo general causadas por accidentes cerebrovasculares), los síntomas empeoran de forma escalonada, se agravan súbitamente con cada nuevo accidente cerebrovascular y mejoran algo en los intervalos.
El empeoramiento mantenido se observa en los que padecen la enfermedad de Alzheimer o la demencia con cuerpos de Lewy.
En la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la demencia progresa de forma rápida y continua.
La progresión del trastorno varía entre las personas. Analizando la rapidez del empeoramiento durante el año anterior, a menudo puede predecirse el curso que seguirá en el año siguiente. Los síntomas empeoran cuando se efectúan traslados a clínicas de reposo u otro tipo de instituciones, ya que las personas con demencia tienen dificultades para aprender y recordar las reglas y rutinas que deben seguir.
Algunos problemas, como el dolor, la disnea (falta de aire), la retención urinaria y el estreñimiento causan a veces delirio con confusión mental de rápida progresión en los afectados por demencia. Una vez corregidos estos problemas, por lo general se regresa al nivel de funcionamiento mental previo.
Las demencias reversibles: su curso se puede modificar
El diagnóstico de demencia es un diagnóstico fundamentalmente clínico y no hay ninguna prueba que permita detectar la demencia con suficiente precisión. Es muy importante que se realice una valoración profesional individualizada, ya que en aproximadamente un 20% de los casos los síntomas de la demencia pueden estar causados por afecciones médicas sobre las que se puede actuar.
Algunos ejemplos de estas situaciones son:
traumatismos craneoencefálicos
tumores cerebrales
determinadas infecciones
consumo de drogas o determinados fármacos
abuso de alcohol
deficiencias hormonales o vitamínicas
Normalmente, en estos casos, el abordaje de las causas que originan el cuadro de demencia tendrá un efecto sobre los síntomas que presenta la persona e incluso, una vez resuelto el problema de base, es posible volver a la normalidad cognitiva.
Las demencias irreversibles
Aunque algunos trastornos que causan demencia pueden ser modificables, lamentablemente, la mayor parte de tipos de demencia no se pueden curar. La causa más habitual de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que representa entre el 50 y el 80% de los casos.
No obstante, hay muchas otras causas conocidas. Las más comunes son las demencias de tipo vascular y las provocadas por enfermedades neurológicas degenerativas, además del Alzheimer, como la demencia con cuerpos de Lewy o la enfermedad de Huntington.
Diagnóstico de demencia
No existe una prueba única que determine si una persona tiene demencia. Los médicos que diagnostican el Alzheimer y otros tipos de demencia se basan en antecedentes médicos, un examen físico, pruebas de laboratorio y los cambios característicos en el pensamiento, las funciones cotidianas y el comportamiento asociado con cada tipo. Los médicos pueden determinar que una persona tiene demencia con un alto nivel de certeza. Pero es más difícil determinar el tipo exacto de demencia porque los síntomas y los cambios en el cerebro de diferentes demencias pueden superponerse. En algunos casos, un médico puede diagnosticar «demencia» y no especificar el tipo. Si esto ocurre, puede ser necesario ver a un especialista, como un neurólogo o un geropsicólogo.
Tratamiento médico
Las demencias degenerativas o irreversibles no se curan, de modo que el tratamiento médico se centra en elevar al máximo las capacidades cognitivas y funcionales del paciente. El tratamiento específico de la demencia varía en función de la causa de la enfermedad. En el caso de los pacientes de la enfermedad de Alzheimer y la demencia de cuerpos de Lewy, por ejemplo, existen medicamentos para ralentizar el deterioro y mejorar la función de memoria. Estos fármacos se conocen como inhibidores de la colinoesterasa y parecen ser eficaces para ciertos pacientes. Para los pacientes de la enfermedad de Alzheimer, se ha concebido un medicamento más novedoso que impide la acumulación de sustancias químicas que aparentemente contribuyen a la pérdida de memoria. El tratamiento de la demencia vascular incluye el control de ciertos factores de riesgo, como la alta presión sanguínea y el elevado nivel de colesterol. También existen medicamentos para atender a otros síntomas relacionados con la demencia, entre ellos los trastornos del sueño, los problemas del movimiento, la depresión o síntomas conductuales como la irritabilidad o la agitación. En vista de que el tratamiento varía en función de la causa de la demencia, resulta crucial el diagnóstico exacto.
Complicaciones
La demencia puede afectar muchos sistemas del cuerpo y, por lo tanto, la capacidad de funcionar. La demencia puede provocar lo siguiente:
Mala nutrición. Muchas personas con demencia eventualmente reducen la ingesta de alimentos o dejan de comer, lo que afecta su consumo de nutrientes. En última instancia, es posible que no puedan masticar y tragar.
Neumonía. La dificultad para tragar aumenta el riesgo de asfixia o de aspirar alimentos a los pulmones, lo cual puede bloquear la respiración y causar neumonía.
Incapacidad para realizar tareas de cuidado personal. A medida que la demencia progresa, puede interferir en tareas, como el baño, vestirse, cepillarse el cabello o los dientes, usar el baño de manera independiente y tomar los medicamentos con precisión.
Problemas de seguridad personal. Algunas situaciones cotidianas pueden presentar problemas de seguridad para las personas con demencia, como conducir, cocinar y caminar solas.
Muerte. La demencia en etapa avanzada puede ocasionar el estado de coma y la muerte, a menudo por infección.
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